Hace menos de 24 horas que Apple presentó el nuevo iPhone 3GS y crecen las críticas. No contra la compañía de la manzana, cuyo nuevo producto no ha fascinado pero tampoco ha dejado a nadie desencantado, sino contra las operadoras de telefonía. Es decir, contra las compañías que fijan el precio y las condiciones de venta y uso de los terminales.
Mientras en España Telefónica se niega a facilitar los detalles de la comercialización del nuevo teléfono, en Estados Unidos y el Reino Unido ya se han alzado numerosas voces críticas contra AT&T y O2, las encargadas de ponerlo en las tiendas.
En EEUU, PC World ha escrito un demoledor titular: "Cuatro razones por las que los propietarios de un iPhone odiarán a AT&T". La primera es que si bien el iPhone soportará hasta 7,2 Mbps de conexión, AT&T no tendrá lista hasta 2011 la tecnología necesaria para ello en todo el país. La segunda es que para la salida del producto no se podrán enviar MMS, si bien será posible más adelante.
La tercera, que también preocupa a otros sitios especializados, es el precio. Quienes hayan comprado su iPhone hace menos de un año tendrán que pagar 200 dólares más para obtener el nuevo terminal salvo que rompan el contrato, lo que les costará 175 dólares; una medida con la que los nuevos propietarios saldrán beneficiados frente a los clientes habituales. Y en cuarto lugar, la posibilidad de que la telefónica censure aplicaciones, como ya ha intentado.
iPhone como módem: ¿Gratis o de pago?
Una de las principales novedades del nuevo terminal es la posibilidad de sincronizarlo con el ordenador portátil, a través de cable o de forma inalámbrica, para conectarse a Internet. Es una técnica que se denomina 'tethering' y que tiene todo el sentido dado que los dueños de un iPhone también tienen, salvo algunas excepciones, una tarifa plana de datos.
Mientras en EEUU esta función no estará disponible desde el principio, en el Reino Unido la situación aún será más complicada, dado que O2 cobrará entre 15 y 30 libras esterlinas extra -según el tipo de contrato- a quien quiera usarla. Consumidores que, por supuesto, también pagarán en su factura la conexión a internet habitual del teléfono. Es decir, serán dos tarifas de datos diferenciadas para el mismo tipo de conexión. Y no se descarta que AT&T no haga algo similar en el futuro.
Al tiempo que se suceden estas críticas, Telefónica aún no se ha pronunciado sobre las tarifas para España, que se niegan a revelar, ni sobre los detalles del lanzamiento. Es decir, se desconoce si se permitirá enviar MMS desde el primer día, si se podrá utilizar el teléfono como módem sin incrementar la factura o si los actuales propietarios del teléfono se verán beneficiados o perjudicados por el lanzamiento.
Condiciones de las que probablemente dependa el éxito inmediato o el estancamiento del nuevo producto de Apple, que de momento no ha cambiado su decisión de dejar la distribución en manos de las telefónicas.
Información obtenida de http://www.elmundo.es
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